Asturias, conocida por sus verdes paisajes, su sidra y su gastronomía, es también una región con una tradición vitivinícola que ha resurgido con fuerza en las últimas décadas. Aunque su producción de vino no es tan prominente como la de otras regiones españolas, el vino asturiano ha experimentado un notable crecimiento, atrayendo la atención de enólogos, sumilleres y amantes del buen vino.
Hoy exploraremos en profundidad la historia, las variedades de uva, las bodegas más destacadas, las características organolépticas de los vinos, el enoturismo y las perspectivas de futuro de la viticultura en Asturias.
Historia de la viticultura en Asturias
El cultivo de la vid en Asturias se remonta a la época romana, cuando los primeros viñedos comenzaron a plantarse en la región gracias a la influencia de los colonos latinos.
Durante la Edad Media, los monasterios jugaron un papel crucial en el desarrollo de la viticultura, especialmente en las zonas más resguardadas del clima atlántico.
La influencia de los monasterios
Los monjes benedictinos fueron pioneros en la producción y mejora de los vinos asturianos, utilizando técnicas de fermentación y crianza que permitieron refinar los caldos locales.
Muchos monasterios poseían viñedos propios, y su producción estaba destinada tanto al consumo interno como a la comercialización en mercados cercanos.
Declive y resurgimiento
Con la llegada de la filoxera en el siglo XIX, muchos viñedos fueron devastados, y la producción de vino en Asturias disminuyó drásticamente, quedando a la sombra de la sidra. Durante el siglo XX, el desinterés por la vinicultura se acentuó debido a la competencia con los vinos de otras regiones más reconocidas de España. Sin embargo, a partir de la década de 1990, comenzaron a surgir iniciativas de recuperación de variedades autóctonas y de revitalización de la industria vinícola asturiana.

Zonas de producción vinícola en Asturias
Asturias cuenta con la Denominación de Origen Protegida (DOP) Cangas, reconocida oficialmente y centrada en la comarca de Cangas del Narcea. Esta denominación abarca varios municipios del suroccidente asturiano, incluyendo Allande, Cangas del Narcea, Degaña, Grandas de Salime, Ibias, Illano, Pesoz y algunas parroquias de Tineo.
Características climáticas
Los viñedos en Cangas del Narcea se encuentran en laderas con fuerte inclinación, lo que favorece un buen drenaje y una exposición solar adecuada.
Las altitudes varían entre los 300 y 700 metros sobre el nivel del mar, con suelos de pizarra y cuarcita que aportan mineralidad a los vinos. Las temperaturas moderadas y las precipitaciones relativamente altas suponen un desafío para el cultivo de la vid, pero también confieren a los vinos una frescura y acidez singulares.
Características de los vinos asturianos
Los vinos asturianos destacan por su frescura y mineralidad, resultado del clima atlántico y los suelos pobres en materia orgánica. Los tintos suelen ser ligeros, con buena acidez y una expresión frutal marcada, mientras que los blancos presentan aromas florales y frutales con un paso por boca refrescante y equilibrado.

El futuro del vino asturiano
El resurgimiento del vino en Asturias no solo ha generado un impacto positivo en el sector agrícola, sino que también ha favorecido el turismo y el desarrollo rural. Con la creciente demanda de vinos de calidad y el reconocimiento de la DOP Cangas, las perspectivas futuras son alentadoras.
Los productores asturianos continúan trabajando en la mejora de sus técnicas de cultivo y vinificación, apostando por la sostenibilidad y la recuperación de variedades tradicionales. El objetivo es consolidar a la DOP Cangas como un referente en el panorama vinícola español, ofreciendo vinos con identidad propia y un fuerte arraigo en su tierra.
Con la combinación de tradición, innovación y un entorno natural privilegiado, el vino asturiano está destinado a ocupar un lugar destacado en la enología nacional e internacional.