En el vasto entramado de la historia de la Antigua Roma, pocas bebidas tienen una presencia tan constante y multifacética como el vino romano. Esta bebida no solo fue el centro de la vida cotidiana en Roma, sino que desempeñó un papel estratégico en la vida militar romana, consolidándose como una herramienta clave en la logística del ejército, un componente esencial en la disciplina de las legiones, y un símbolo identitario de la civilización romana frente a los pueblos bárbaros. Hoy profundizamos en la relación entre el vino y los soldados de la Roma clásica, abordando sus usos, significados, implicaciones sociales y religiosas, así como su influencia en la expansión del Imperio romano.

El vino, ración militar

El vino en el ejército romano no era un lujo, sino una necesidad. Cada legionario recibía una ración diaria de vino, que variaba en cantidad y calidad según la campaña, la región y la jerarquía del soldado. 

Este vino, frecuentemente diluido con agua (una práctica conocida como temetum), no solo era fuente de hidratación más segura que el agua sola, sino que también ayudaba a conservarla.

En las legiones romanas, el vino se consideraba tan indispensable como el pan o el aceite de oliva. Era parte del annona militaris, el sistema de suministro oficial del ejército. 

Las cantidades se ajustaban según el clima y la exigencia física de las tropas, pero lo habitual era que cada soldado recibiera alrededor de un litro diario. 

Este vino era muy distinto al actual: solía ser fuerte, espeso, y en muchas ocasiones se mezclaba con hierbas, resinas o incluso vinagre, dando lugar a una bebida conocida como posca, que era popular entre los soldados de menor rango.

el vino y el ejercito romano

El valor higiénico y medicinal para los soldados romanos

Uno de los usos más destacados del vino entre los soldados romanos era su función antiséptica y terapéutica. La medicina romana reconocía las propiedades del vino como desinfectante de heridas, estimulante del apetito, y calmante de dolores. Autores como Plinio el Viejo y Galeno escribieron extensamente sobre las aplicaciones médicas del vino, que era utilizado para lavar instrumentos quirúrgicos, limpiar cortes y tratar afecciones estomacales.

La higiene en los campamentos militares era una prioridad, y el vino diluido contribuía a prevenir enfermedades transmitidas por agua contaminada. De hecho, los soldados romanos preferían beber vino o posca antes que agua sola, especialmente en regiones con escasa infraestructura hídrica.

Cohesión y disciplina militar

El vino en la cultura militar romana también desempeñaba una función simbólica y social. 

Era consumido colectivamente durante los momentos de descanso, en banquetes informales o celebraciones tras una victoria. Estas ocasiones fortalecían la camaradería entre los legionarios, consolidaban la lealtad al centurión y fomentaban el espíritu de cuerpo, tan valorado en el sistema militar romano.

No obstante, el consumo de vino estaba estrictamente regulado. La disciplina castrense impedía el exceso: la embriaguez era vista como una falta grave, incompatible con los ideales de virtus (valentía) y disciplina

Así, aunque el vino era omnipresente, su consumo debía mantenerse dentro de ciertos límites, lo que revela su papel dual como medio de integración y control.

ejercito romano

Logística y elemento diferenciador del vino

El abastecimiento de vino para las legiones romanas era una operación logística compleja. Las legiones en campaña no solo requerían alimentos, armas y materiales de construcción, sino también miles de litros de vino que debían ser transportados en ánforas, barriles o pellejos. El vino se consideraba tan vital que las vías romanas fueron diseñadas para facilitar el transporte eficiente de este y otros víveres esenciales.

El vino romano en campañas militares se producía tanto en la península itálica como en provincias como Hispania, la Galia y África. En ocasiones, las legiones fundaban viticulturas temporales en territorios conquistados para garantizar el suministro constante. Así, el vino acompañaba a los soldados no solo como bebida, sino como una parte integral de la expansión agrícola y cultural del Imperio romano.

Para los romanos, el vino simbolizaba civilización. En contraste, muchos de sus enemigos (como los germanos o los partos) consumían cerveza o bebidas fermentadas consideradas “bárbaras”. Así, el vino no solo reforzaba la identidad del soldado romano, sino que también funcionaba como marcador cultural, distinguiendo a los hombres civilizados de los pueblos incultos.

Los escritores romanos, como Tácito, criticaban a sus enemigos por su falta de refinamiento, exaltando el consumo del vino como una virtud inherente a Roma. La vitis vinifera, planta sagrada para los romanos, era cultivada en cada nueva provincia conquistada, como símbolo de orden y progreso.

La Cueva de Yosi

Ritos religiosos y vino en el campamento

El vino tenía también una profunda dimensión religiosa en la vida militar romana. Era parte de los rituales de sacrificio a Marte, el dios de la guerra, y de las libaciones ofrecidas a los manes (espíritus de los antepasados). Antes de una batalla, era común ver a los soldados verter vino sobre el suelo como ofrenda para obtener el favor divino.

En los rituales castrenses, el vino era utilizado para sellar juramentos, purificar espacios y conmemorar a los caídos. Esta dimensión sagrada reforzaba la cohesión espiritual del ejército y vinculaba al soldado con la tradición religiosa de Roma.

El impacto del vino romano en las provincias

El vino como herramienta de romanización tuvo un impacto duradero en las provincias del Imperio. 

Allí donde iban los soldados, también iban las costumbres romanas, y entre ellas, el cultivo de la vid y el consumo regular de vino. 

Muchos veteranos romanos, al retirarse, se establecían en colonias agrícolas donde introducían prácticas vitivinícolas propias de Roma, transformando para siempre el paisaje agrícola europeo.

Regiones como la Galia Narbonense, la Bética en Hispania o la Pannonia se convirtieron en importantes productores de vino gracias al conocimiento técnico transmitido por los soldados y agrónomos romanos. 

Así, el vino de la Roma clásica dejó de ser solo un producto italiano para convertirse en una bebida imperial.

La Cueva de Yosi

La presencia del vino en la memoria colectiva de los soldados romanos perduró a través de inscripciones, mosaicos y textos históricos. En muchas tumbas de legionarios retirados se representan ánforas, copas y vides, como símbolos de una vida vivida con honor y disciplina. El vino no solo estuvo presente en la vida del soldado, sino también en su muerte, en sus rituales funerarios, y en la memoria de su paso por la historia.